La huelga magisterial desnudó las contradicciones más profundas del poder del gobierno mexicano. Durante 24 días, la CNTE transformó el Zócalo capitalino en un laboratorio de resistencia horizontal que cuestiona las bases del autoritarismo progresista. Las y los docentes han desarrollado una pedagogía de la resistencia que trasciende lo sindical para convertirse en proyecto civilizatorio, enfrentando un gobierno que utiliza el lenguaje de la justicia social para implementar políticas neoliberales con mayor sofisticación que sus predecesores.
La Pedagogía de la Resistencia
Cuando la Lección se Vuelve Protesta – El Giro de la Rueda
Voz: Laura Quintero – Guion: Kino Balu
Por Laura Quintero y Kino Balu
El 7 de junio de 2025, después de 24 días de resistencia, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) anunció un receso en su huelga nacional. Esta decisión, tomada tras una marcha que congregó a más de 20,000 maestros desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino, no representa una capitulación sino una rearticulación estratégica que desnuda las contradicciones profundas del poder contemporáneo en México.
La pausa declarada por la CNTE constituye un momento de inflexión que trasciende lo sindical para convertirse en una radiografía del autoritarismo progresista del siglo XXI. Bajo las lonas multicolores del plantón zocalense, entre charcos que reflejan un país en disputa, se ha gestado una pedagogía de resistencia que cuestiona no solo las políticas laborales, sino los fundamentos mismos de un proyecto político que se autodenomina transformador mientras perpetúa estructuras neoliberales.
El Teatro del Progresismo Neoliberal
La respuesta gubernamental a las demandas magisteriales revela la sofisticación del nuevo autoritarismo. El documento presentado el 28 de mayo de 2025, calificado por la CNTE como “impreciso, demagógico e insuficiente”, ejemplifica una estrategia política que ha perfeccionado el arte de la simulación: apropiar el lenguaje de izquierda para implementar políticas de derecha.
La maestra de Iztapalapa lo expresa con claridad demoledora: “Nos prometió la presidenta – Claudia Sheinbaum – durante su proceso de campaña que iba a abrogar la ley del ISSSTE, y hasta el momento se ha retractado”. Esta retractación no es accidental; representa la consolidación de una clase política que ha descubierto en el discurso transformador una herramienta más eficaz que la represión abierta para mantener el statu quo.
Mientras los docentes exigen la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 —esa joya del neoliberalismo calderonista que privatizó las pensiones de los trabajadores del Estado—, el gobierno responde con aumentos salariales irrisorios y una semana adicional de vacaciones, como si los educadores fueran menores de edad que se conforman con concesiones menores.
El testimonio de Evodio Ramírez Velasco, representante oaxaqueño con 45 años de lucha sindical, es lapidario: “Con esta jornada si algo logramos fue desenmascarar que Claudia representa de manera clara, contundente al neoliberalismo”. Esta declaración no proviene de un analista académico orgánico, sino de un educador que reconoce en el gobierno actual la continuidad del proyecto económico que tanto dice combatir.
La Inversión Semántica: Convertir Derechos en Privilegios
Uno de los aspectos más perversos de este conflicto es la construcción mediática de las y los maestros como seres privilegiados que buscan prebendas. La operación ideológica es precisa: convertir derechos en privilegios, dignidad en corporativismo. La respuesta de la docente de Iztapalapa desmantela esta construcción: “No tenemos ningún privilegio. El privilegio de ganar bien, de tener esta estabilidad cuando nosotros nos pensionemos, no consideramos que es un privilegio. Es un derecho”.
La comparación que ofrece es demoledora: “El salario de un senador o de un diputado es lo que yo gano en dos años, él lo gana en un mes”. Mientras los legisladores mantienen sus pensiones doradas, los maestros que dedican décadas a la educación pública son señalados como corporativistas por exigir jubilaciones dignas.
Félix Moreno Peralta, jubilado guerrerense quien cruzó siete ríos durante décadas para llevar educación a comunidades chinantecas, encarna esta paradoja brutal: “Apenas y me alcanza para mantener a mi familia”, dice quien recibe una pensión pequeña mensualmente tras cuarenta años de servicio. Su testimonio revela que quienes dedicaron su vida a formar conciencias enfrentan hoy una precarización sistemática que rebasa lo económico para convertirse en violencia simbólica.
El Laboratorio de la Resistencia Horizontal
El plantón del Zócalo no es únicamente un espacio de protesta: es una comunidad que vive la solidaridad cotidiana. Bajo las lonas se cocina, se tiende ropa, se toman decisiones en asambleas horizontales donde “la gente es horizontal”, sin caudillos, con representantes temporales sometidos al control constante de la base.
Esta dinámica contrasta radicalmente con los sindicatos charros, “apéndices del capitalismo” que manipulan a los trabajadores según intereses partidistas. La CNTE reivindica su autonomía como garantía de integridad política: “no pertenecemos a ningún partido político. Aquí se respetan todas las ideologías y los intereses comunes que luchamos del pueblo”.
El campamento se convierte así en una universidad popular donde se transmiten saberes políticos, se fortalecen identidades colectivas y se entrelazan redes de lucha. Entre despensas con jitomates maduros, café que circula de mano en mano y conversaciones que se mezclan con el chisporroteo de estufas pequeñas, surge un modelo alternativo de organización social que cuestiona las jerarquías tradicionales del poder.
Gases Contra la Dignidad Docente
La reacción gubernamental ha sido reveladora en su brutalidad disfrazada de institucionalidad. Mientras el poder se refugia en discursos vacíos sobre la democracia participativa, lanza gases contra maestras que exigen derechos laborales básicos. La imagen golpea los sentidos: docentes con sombrillas intentando protegerse del sol inclemente, mientras una nube de gas lacrimógeno las obliga a retroceder entre toses y ojos irritados.
“¡No nos van a callar!”, grita una docente con la voz quebrada, no por el miedo, sino por el gas. Ese instante —mínimo, brutal, preciso— condensa el drama de una época: el progresismo que se disfraza de justicia mientras castiga la disidencia con las herramientas del autoritarismo clásico.
Antonio, el maestro guerrerense, describe muy bien esta dinámica: “Hasta ahorita siempre ha habido puro diálogo con los funcionarios, los secretarios, pero la base está pidiendo la presencia, el diálogo con la mera presidenta”. La verticalidad del poder se mantiene intacta, apenas maquillada con discursos sobre la participación ciudadana, mientras las pérdidas económicas calculadas en más de 25 mil millones de pesos en el Centro Histórico demuestran el impacto real de la movilización.
Educación Liberadora Versus Formación de Mano de Obra
La lucha magisterial trasciende lo corporativo para convertirse en proyecto civilizatorio. Cuando María Guadalupe Quirino Gómez, de Zacatecas, pregunta “¿cómo les vamos a dar clases a los niños ya cuando tengamos una edad de 68 años?”, está cuestionando no solo una medida administrativa, sino un modelo de sociedad que concibe a los trabajadores como recursos desechables.
Félix Moreno articula esta visión alternativa: “La única arma que debemos para transformar a este país se llama educación… liberadora basada en la justicia”. Su propuesta implica derogar reformas que precarizan pensiones, construir un sistema de jubilación solidario e intergeneracional, y priorizar una educación pública vinculada a las comunidades, no al mercado global.
La CNTE rechaza la visión neoliberal que reduce la educación a formación de fuerza laboral. Frente a ello, reivindica una pedagogía liberadora que dialoga con Paulo Freire pero se arraiga en la rebeldía cotidiana de Guerrero, Michoacán o Oaxaca. Como señala Moreno: “No queremos un país… queremos un país inteligente, en lo económico, lo político, en el arte, en la música”.
La Estrategia del Receso: Reorganización Para la Ofensiva
Desde la Sección 22 de Oaxaca, han calificado el receso como un “movimiento estratégico” para informar y organizar a sus aliados, preparando el terreno para futuras acciones. Frases como “Nos retiramos con la frente en alto, pero con la firme convicción de regresar con más fuerza” reflejan una determinación que va más allá de la coyuntura inmediata.
La CNTE a señalado que, si en esta ocasión participaron 20,000 o 30,000 maestros, en el futuro podrían duplicar o triplicar esa cifra, indicando una escalada en su estrategia de lucha. La CNTE ha calificado esta etapa como una “victoria política”, argumentando que demostraron independencia del gobierno, los partidos políticos y el poder estatal.
Esta fase de reorganización busca fortalecer alianzas con la Central de Trabajadores y Trabajadoras del Campo y la Ciudad, el Sindicato Nacional de Telefonistas de la República Mexicana y personal de salud, que también apoyaron la causa. La estrategia implica construir un frente más amplio que trascienda lo sectorial para convertirse en movimiento social de mayor alcance.
La resistencia magisterial plantea interrogantes que incomodan al poder establecido: ¿puede haber transformación real sin alterar las estructuras económicas? ¿Puede existir justicia social sin justicia laboral? ¿Cómo distinguir entre el progresismo auténtico y el progresismo de utilería electoral?
Las y los maestros han demostrado que la resistencia efectiva requiere coherencia entre discurso y práctica. Mientras el gobierno habla de transformación y actúa con represión, ellos practican la democracia horizontal en sus asambleas y la solidaridad concreta en su lucha diaria.
Su función pedagógica trasciende las aulas. Como gritan frente al Palacio Nacional: “¡El maestro luchando, también está enseñando!”. Ofrecen una lección sobre las mutaciones del poder en el siglo XXI, donde la izquierda discursiva puede ser más eficaz que la derecha declarada para implementar políticas regresivas.
La Resistencia Desde Abajo
Entre los charcos del Zócalo que reflejan un pueblo hecho campamento y el gas de Bucareli que dispersa la dignidad, se dibuja el mapa de un territorio en disputa. A unos pasos del plantón, el Palacio Nacional —donde Villa y Zapata estuvieron hace ya más de un siglo — permanece seco, cercado y de espaldas. Aquí, en cambio, la intemperie es casa y la resistencia es escuela.
La movilización de la CNTE representa mucho más que una protesta laboral sectorial. Es un laboratorio político donde se ensayan formas de resistencia ante el nuevo autoritarismo progresista de la 4T, un fenómeno que utiliza el lenguaje de la justicia social para perpetuar la injusticia económica con mayor sofisticación que sus predecesores abiertamente neoliberales.
Como lo dijo el profesor jubilado Félix Moreno Peralta con voz serena: “Aquí no venimos a pedir limosna, venimos a recordarles que el país no les pertenece. El país somos nosotros”. En esa declaración se condensa una pedagogía de la resistencia que va más allá de las aulas: la educación más importante es la que se imparte en la lucha por la justicia.
El receso declarado el 7 de junio no marca el final de esta confrontación, sino su rearticulación hacia formas más amplias y profundas de organización social. Las respuestas no están en la retórica de Palacio, sino en las calles, en los plantones, en la resistencia diaria de quienes se niegan a ser cómplices de su propia opresión. Ninguna justicia es verdadera si no se construye desde abajo, con las manos de quienes enseñan y la dignidad indócil de quienes resisten.
El Giro de la Rueda en Radio IPN 97.5 FM, Ciudad de México
Transmitido en el año de 2024
El giro de la rueda EP10: ¿Quiénes protegen el territorio y el ambiente? – El Giro de la Rueda
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