Las protestas pro-Palestina que cancelaron La Vuelta a España 2025 destrozan el mito de la neutralidad deportiva. 100,000 manifestantes en Madrid demuestran que no hay terreno neutral cuando se cometen atrocidades contra pueblos enteros. El deporte ya no puede ser refugio de la indiferencia. La solidaridad palestina redefine los límites entre entretenimiento y responsabilidad ética.
Por Kino Balu
Los ciclistas frenan abruptamente en Becerril de la Sierra. La tensión corta el aire mientras veinte cuerpos humanos trazan una línea invisible sobre el asfalto, convirtiendo una carretera española en frontera simbólica entre Gaza y el mundo del espectáculo deportivo. Es el 13 de septiembre de 2025, y el expediente oficial dirá después que se trató de una “interrupción peligrosa” que generó “alto riesgo”. Lo que no dirá es que en ese momento, el mapa del ciclismo profesional se redibujó para siempre.
Al día siguiente, Madrid despertó ocupada. No por ejércitos ni por fuerzas policiales, sino por la fuerza gravitacional de una causa que ya no cabía en los márgenes permitidos del debate público. Cien mil cuerpos reclamaron el centro de la ciudad, excavando con su presencia una verdad que las instituciones deportivas han enterrado durante décadas: no existe terreno neutral cuando corren ríos de sangre por otros territorios.
La Solidaridad para Palestina
La Vuelta a España, ese recorrido ceremonial por la geografía nacional que cada año traza rutas de celebración y consumo, se encontró de pronto cartografiada por otras urgencias. Los organizadores habían construido cuidadosamente su territorio: etapas cronometradas, montañas clasificadas, metas volantes. Un mapa perfecto donde cada kilómetro respondía a la lógica del entretenimiento y la rentabilidad.
La cancelación de la última etapa en Madrid no fue solo una medida logística. Fue el reconocimiento tácito de que el mapa oficial había sido desplazado por otra cartografía más urgente: la de la solidaridad internacional que no reconoce las divisiones entre deporte y política, entre entretenimiento y compromiso ético.
El Fin del Mito de la Neutralidad Deportiva
Durante décadas, el ciclismo profesional ha operado bajo el mito de la neutralidad. Sus voceros insisten en que las bicicletas no entienden de geopolítica, que las montañas no toman partido, que el deporte debe ser un refugio donde la humanidad puede encontrarse sin las divisiones que nos destrozan fuera de las carreteras.
Esta retórica, pulida hasta brillar como el cromo de una bicicleta de gama alta, se desmoronó en Becerril de la Sierra. Porque resulta que sí existe geopolítica en cada etapa patrocinada por multinacionales que comercian con regímenes represivos. Sí hay política en cada transmisión televisiva que omite mencionar las masacres mientras celebra los watts de potencia.
Las Protestas Pro-Palestinas: Estrategia de Resistencia Global
Los manifestantes por Palestina no interrumpieron la Vuelta por sadismo o por desprecio al deporte. La interrumpieron porque entendieron que cada evento que se desarrolla “normalmente” mientras se cometen atrocidades en Gaza es una forma de validar esas atrocidades.
El Impacto Mediático de la Solidaridad Palestina
La estrategia de los activistas fue efectiva. Sabían que una protesta en una plaza puede ser ignorada por los medios, archivada como ruido marginal. Pero interrumpir la Vuelta a España significaba forzar la conversación global, obligar a millones de espectadores a confrontar la incómoda pregunta: ¿es posible disfrutar del entretenimiento mientras se normaliza el exterminio?
La Respuesta de los Ciclistas ante la Causa Palestina
Los ciclistas para encontrar la ruta más eficiente entre dos puntos, se encontraron navegando un territorio emocional para el cual no tenían mapas. Algunos equipos expresaron solidaridad con Palestina; otros eligieron el silencio. Esta división reveló las diferencias internas de un deporte que siempre se había vendido como una hermandad internacional unida por la pasión compartida.
Más Allá de los Protocolos: Hacia una Transformación Real
La respuesta institucional será predecible: más seguridad, zonas de exclusión más amplias, diálogos previos con grupos de activistas para canalizar las protestas hacia espacios controlados donde no molesten. Pero estas medidas solo profundizarán la crisis, porque lo que se manifestó en las carreteras españolas no puede resolverse con gestión logística.
Lo que Necesita el Movimiento de Solidaridad Palestina
No más espacios paralelos donde canalizar las voces de protesta. No más neutralidad cómplice que permite que el entretenimiento funcione como anestesia social. Lo que se necesita es el reconocimiento de que cada evento deportivo internacional es una oportunidad para amplificar las voces de quienes sufren injusticia.
Qué queda después de Septiembre de 2025
Los manifestantes de septiembre han cartografiado un nuevo territorio de resistencia. Han demostrado que las carreteras del entretenimiento pueden convertirse en caminos de transformación. Han probado que es posible interrumpir la máquina del espectáculo y forzar conversaciones que las instituciones prefieren evitar.
La ocupación de las carreteras españolas en septiembre de 2025 no fue solo una protesta. Fue la construcción del mapa de un nuevo mundo posible, donde el entretenimiento no puede existir separado de la responsabilidad ética, donde cada carretera puede convertirse en territorio de resistencia, donde la solidaridad con el pueblo palestino ya no es una opción sino una exigencia.
Los ciclistas que frenaron abruptamente en Becerril de la Sierra descubrieron que su ruta había sido redirigida por la historia. Ahora les toca a todos nosotros y nosotras decidir si queremos seguir pedaleando hacia el mismo destino de amnesia y complicidad, o si estamos dispuestos a trazar nuevas rutas que nos lleven hacia la justicia para Palestina y para todos los pueblos oprimidos.
Este llamado a la acción no es una invitación al simple activismo simbólico, sino una ruta concreta para reconstruir las coordenadas de nuestro mapa social y cultural. La Vuelta a España 2025 no es solo una carrera detenida, es un espejo que refleja la urgente necesidad de desplazarnos colectivamente hacia un mundo donde todas nuestras actividades sean un vehículo de justicia y derechos, no un terreno de silencios cómplices.
Que la próxima pedalada no sea un escape, sino un trazo firme que construya puentes hacia la dignidad y la verdad. Este es el momento para trazar nuevas rutas con valentía y claridad. La historia no espera más.
El Giro de la Rueda en Podcast

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