Jaldía Abubakra habla desde la Global Sumud Flotilla sobre resistencia palestina, colonialismo y desobediencia civil. Entrevista + podcast desde el Mediterráneo rumbo a territorio ocupado.
Entrevista con Jaldía Abubakra: Sumud, la Práctica de Navegar Contra el Poder
Entrevista con Jaldía Abubakra hacia Gaza – El Giro de la Rueda
Voz: Laura Quintero – Guion: Kino Balu
Agradecimiento a Karen Castillo
Por Kino Balu
El Despertar en el Mediterráneo: Cuando los Drones Pierden su Poder
Los drones atacaron en las costas tunecinas mientras los activistas dormían. No fueron misiles devastadores ni bombardeos masivos, sino pequeños ataques calculados para sembrar miedo sin generar mártires internacionales. En ese momento, Jaldía Abubakra comprendió algo que cambiaría para siempre la naturaleza de la solidaridad internacional: el Estado sionista ya no intimidaba como antes. Las embarcaciones siguieron su rumbo.
Una Vida Moldeada por el Exilio
Desde algún punto del Mediterráneo, la voz de Jaldía es escuchada. Es una activista navegando hacia Gaza; es una compañera que lleva cuatro décadas construyendo resistencia desde el exilio en España, una refugiada de la Nakba convertida en estratega de la desobediencia civil global. Su biografía suma la tragedia palestina: expulsada de Beerseba, nacida en un campo de refugiados en Gaza, enviada a El Cairo tras quedar huérfana, exiliada política en Madrid desde 1985. Ahora, con nacionalidad española y cuatro hijos españoles, navega de vuelta hacia la tierra que le despojaron.
La certeza que perfora la distancia digital
“Hemos perdido el miedo, han perdido el miedo”, dice con una certeza que perfora la distancia digital. “Es un ejemplo para toda la humanidad de que no hay que tener miedo a la entidad sionista”. Esta declaración, que podría sonar retórica en otros contextos, adquiere peso político cuando viene de alguien que conoce íntimamente los mecanismos del terror colonial. Jaldía no habla desde la teoría; habla desde la experiencia de quien ha vivido el desplazamiento forzado, la separación familiar, el exilio perpetuo y ahora desafía físicamente el bloqueo naval más hermético del mundo.
Sumud Resistencia Palestina: Más Allá de la Solidaridad Tradicional
La Revolución Dentro de la Flotilla
La Global Sumud Flotilla no es una misión humanitaria convencional. Es una practica política que está redefiniendo los términos del conflicto palestino y, por extensión, de la resistencia global al imperialismo occidental. Con participantes de 47 países, mayoría del Sur Global por primera vez en la historia de las flotillas, representa algo más profundo que la solidaridad tradicional: la internacionalización práctica de la lucha anticolonial.
“Para nosotros Sumud es una palabra muy significativa, muy arraigada en el pueblo palestino que lleva firme en su resistencia casi cien años”, explica Jaldía. “Normalmente usamos esta palabra para referirnos a los prisioneros y prisioneras palestinas que aguantan en los interrogatorios, los años de cárcel, de privación de su libertad”. La elección del nombre no es casual. Sumud abrevia una filosofía política: la resistencia como forma de vida, no como acto excepcional.
El Miedo Como Herramienta de Control
Pero el verdadero poder de esta flotilla radica en su capacidad para desenmascarar las complicidades del sistema internacional. Cuando Jaldía describe los ataques con drones, revela una paradoja devastadora para el aparato militar israelí: “Una potencia nuclear, una de las mayores potencias armamentísticas a nivel internacional, están preocupados por unos cuantos cientos de civiles que van en unos barcos sorteando mal tiempo, marea, barcos comprados con donaciones”. Esta desproporción no es accidental; es la evidencia de que el poder colonial funciona primordialmente a través del miedo psicológico, no de la superioridad militar real.
La flotilla muestra hasta qué punto el orden geopolítico actual se sostiene en contradicciones profundas. Mientras los gobiernos occidentales declaran su compromiso con los derechos humanos y el derecho internacional, permiten que sus puertos sirvan de tránsito para armas estadounidenses destinadas a Gaza. Mientras hablan de soluciones diplomáticas, mantienen relaciones comerciales y militares con un Estado que ha sido declarado por organismos internacionales como perpetrador de genocidio.
Colonialismo Sionista y las Complicidades del Sistema Imperial
El Estado español como infraestructura del genocidio
“El Estado español ha estado vendiendo armas, comprando armas, pero permitiendo que el territorio y que los puertos del Estado español sean de tránsito de armas que envía Estados Unidos a la entidad sionista”, denuncia Jaldía. Esta complicidad no es periférica; es estructural. El genocidio en Gaza no podría sostenerse sin la infraestructura logística, financiera y política que proporcionan las democracias occidentales.
Palestina Como la “Nueva” Practica Imperial
Aquí surge una de las intuiciones más potentes de la entrevista: la conexión orgánica entre el colonialismo sionista y el imperialismo global. “La mayoría de las empresas que operan en México, en Centroamérica y en Sudamérica son empresas imperialistas occidentales relacionadas directamente con el sionismo”, argumenta Jaldía. “La represión que se ejerce sobre los pueblos por parte de gobiernos está muy vinculada con la represión que ejerce la entidad sionista sobre el pueblo palestino”.
Esta perspectiva transforma la flotilla de una misión solidaria específica en un acto de resistencia global. Las técnicas de vigilancia probadas en palestinos se exportan para controlar movimientos sociales en América Latina. Las armas que masacran en Gaza se venden a dictaduras africanas. Los métodos de interrogatorio y tortura desarrollados en cárceles israelíes se enseñan a policías de todo el mundo. Palestina no es solo víctima del colonialismo; es el laboratorio donde se perfeccionan las herramientas de dominación imperial.
La Transformación de la Conciencia: De la Lástima a la Admiración
El cambio en la percepción internacional que describe Jaldía confirma esta intuición: “Antes había poca gente que conozca la historia de la causa palestina como una colonización. La gente pensaba que eran dos países peleados entre sí por unas fronteras. Ahora ya la gente entiende que el proyecto sionista tiene que ser derrocado porque es un proyecto racista, supremacista, de colonización”.
Esta evolución de la conciencia política no es espontánea. Surge del trabajo sostenido de organizaciones como Masar Badil, el movimiento que Jaldía ayudó a crear. “Una de las cosas más importantes que hemos trabajado en Masar Badil es normalizar la resistencia”, explica. “Hacer llegar la voz de la resistencia de los grupos de resistencia palestina que durante mucho tiempo han sido satanizadas, demonizadas y que no son escuchadas”.
La Resistencia Como Derecho Universal
Normalizar la resistencia significa desafiar el monopolio discursivo que permite al poder colonial definir quién es “terrorista” y quién es “víctima legítima”. Cuando la clase trabajadora portuaria italiana se niega a cargar armas destinadas a Israel, cuando las y los activistas interrumpen la Vuelta ciclista en España, lo hacen para denunciar el genocidio, cuando sindicalistas catalanes cortan relaciones con organizaciones sionistas, la resistencia palestina deja de ser desconocida y se vuelve universal.
La Clase Trabajadora Como Fuerza Transformadora
Sindicatos y Complicidad

“La clase trabajadora tiene que seguir exigiendo a sus sindicatos que se posicionen”, insiste Jaldía, “porque lamentablemente, sobre todo en el Estado español tenemos a Comisiones Obreras y a UGT (Unión General de Trabajadoras y Trabajadores) que tienen relaciones directas con Elisa Druth, el sindicato sionista que margina y que discrimina a la clase trabajadora palestina”.
Esta internacionalización de la lucha revela otra dimensión política decisiva: el genocidio en Gaza no es una aberración del sistema capitalista global, sino su expresión más descarnada. “El genocidio forma parte de un sistema capitalista, imperialista que oprime a toda la clase trabajadora a nivel global”, argumenta Jaldía. Desde esta perspectiva, defender Palestina no es un acto de solidaridad externa, sino de autodefensa de clase.
La Solidaridad Como Estrategia de Supervivencia
La flotilla representa esta comprensión política. No son europeos solidarios ayudando a palestinos lejanos; son trabajadores y activistas de todo el mundo reconociendo que sus luchas son la misma lucha. Los métodos de represión, las empresas extractivas, los sistemas de vigilancia y de represión que operan en México, Colombia, Chile o Perú tienen el mismo origen y función que los que masacran palestinos en Gaza.
Más Allá de la Complicidad Institucional
Pero la dimensión más radical de la flotilla puede ser su rechazo a las instituciones del poder establecido. “Tenemos que pedirle a nuestros gobiernos que actúen por sí solos y que no esperen, ni de la Unión Europea, ni de las Naciones Unidas”, declara Jaldía. “Hay que parar este genocidio”.
Esta exigencia desborda la burocracia institucional. No se trata de seguir acumulando resoluciones sin dientes en Naciones Unidas, ni de esperar a que gobiernos como el de México o la Unión Europea formulen posturas mediocres y miedosas frente a Israel. Se trata de obligar a los Estados a tomar decisiones con consecuencias reales: romper con el consenso sionista, aun si eso significa enfrentarse a Estados Unidos y desafiar el orden geopolítico establecido. Esa presión no vendrá desde arriba; sólo puede construirse con la acción organizada de los pueblos que se niegan a aceptar la complicidad y el silencio.
Demandas Concretas y otras Implicaciones
Las demandas concretas que articula Jaldía son simples pero revolucionarias en sus implicaciones: embargo total de armas, ruptura de relaciones diplomáticas, juicio a criminales de guerra en tribunales internacionales. Implementar estas medidas requeriría que gobiernos como el español rompieran con décadas de subordinación al imperialismo estadounidense y europeo.
El Poder de la Legitimidad Moral
La flotilla demuestra que esta ruptura es posible. Cientos de civiles de 47 países han logrado lo que gobiernos con ejércitos y diplomacias no se atreven: desafiar directamente el bloqueo israelí. Su poder no proviene de la fuerza militar o la influencia económica, sino de la legitimidad moral y la coherencia política.
“A través de vosotras, las que estamos en el mar nos sentimos arropadas, protegidas y seguras”, dice Jaldía al final de la entrevista. “Para el pueblo palestino todo lo que está pasando les llega y les hace sentirse que no están solos y solas”.

Esta reciprocidad emocional revela la verdadera naturaleza política de la flotilla: no es un acto de compasión hacia víctimas lejanas, sino la construcción práctica de una comunidad política global basada en la solidaridad activa. Las embarcaciones que navegan hacia Gaza llevan algo más valioso que alimentos y medicinas: llevan la demostración de que otro mundo es posible.
Una Nueva Forma de Ser
Mientras los drones israelíes siguen acechando y los gobiernos occidentales siguen enviando armas, la Global Sumud Flotilla continúa su navegación. En sus breves espacios no solo transporta ayuda humanitaria; transporta la semilla de una nueva forma de hacer política internacional. Una política que no espere permisos de los poderes establecidos, que no busque legitimidad en instituciones cómplices, que entienda la solidaridad como estrategia de supervivencia colectiva.
Desde el Mediterráneo, Jaldía Abubakra nos recuerda que “Sumud” no es solo resistir; es mantener la dignidad mientras se resiste, es construir esperanza mientras se lucha, es navegar hacia la liberación aunque el mar esté infestado de amenazas sionistas. Esas embarcaciones siguen su rumbo. El miedo ya no funciona como antes.
Repositorio: Entrevista Completa con Jaldía Abubakra desde la Global Sumud Flotilla
Podcast de El Giro de la Rueda

El pasado y el presente se cruzan en el giro de la rueda.
Estación para reflexionar sobre las huellas que dejan historias de resistencia. A través de crónicas, cantos y memorias, exploraremos el hilo de la justicia social y los derechos de los pueblos.
Historias que nos invitan a cambiar la narrativa de nuestras vidas.
¿Estás listo, lista para girar la rueda?
https://elgirodelarueda.net/
Entre la niebla y el sonido de las cuerdas, la comunidad mazateca de Eloxochitlán de Flores Magón levanta su canto de libertad. Este episodio de El Giro de la Rueda nos lleva al encuentro del colectivo Chi-xoó N'guixó, “la gente del ombligo bajo las nubes”, que mantiene viva su lengua y su cultura a través de la música. Un relato que entrelaza tradición, memoria y denuncia: desde los huehuentones hasta las nuevas generaciones migrantes que cantan para no desaparecer. Una historia contada con la ternura y la fuerza de quienes siembran esperanza en un mundo que olvida.
Disponible en plataformas de podcast.
Música:Chi-xoó N'guixó, produccióncomunitaria



0 respuestas a “Flotilla Gaza: Jaldía Abubakra y la Práctica del Sumud”