Miguel Sánchez Hernández tiene 87 años y un machete que ha defendido más que cosechas. Mientras cuarenta y dos residencias ocupadas por extranjeros canadienses se alzan sobre territorio que trabajó desde los doce años de edad, su historia condensa cinco siglos de despojo territorial en México. Analicemos cómo la costa oaxaqueña se convierte en laboratorio del capitalismo extractivo contemporáneo, donde políticos de la llamada “Cuarta Transformación” operan como agentes del saqueo sistemático.
Escucha nuestro podcast donde compartimos testimonios de comuneros afectados y explicamos las estrategias legales del despojo actual. En las entrevistas, mostramos cómo se convierten territorios ancestrales en turismo.
PLAYA SALCHI: VOCES DE LA RESISTENCIA – El Giro de la Rueda
Voz: Laura Quintero – Guion y producción: Kino Balu
Por Kino Balu
Contexto del despojo territorial contemporáneo
“Me quieren quitar el terreno”, dice Miguel Sánchez Hernández con la contundencia de quien ha librado ochenta y siete años de batallas contra la tierra, el tiempo y ahora contra los nuevos conquistadores. Sus palabras llevan apenas la certeza de quien conoce el precio exacto de cada hectárea que ha trabajado desde los doce años. Mientras tanto, a unos metros de su casa, cuarenta y dos residencias ocupadas “sobre todo por extranjeros canadienses” materializan el futuro que el capital transnacional ha diseñado para este pedazo de costa oaxaqueña.
La supercarretera que conecta Oaxaca con Puerto Escondido es simplemente la infraestructura de un cordón umbilical que alimenta la nueva colonización. Los mismos políticos que se visten con los ropajes de la Cuarta Transformación —Alejandro Avilés, Orlando Acevedo, Jesús “Chucho” Reyes y Alfonso Esparza— ejecutan el libreto neoliberal con renovada eficiencia. La ironía no podría ser más perfecta: quienes prometen transformación nacional son los operadores locales del despojo sistemático.
La Maquinaria de la Inversión Perversa
Miguel Hernández no habla en abstracto cuando señala “a David Valle Ortega, Manuel García, entre otros” como sus despojadores. Tampoco romantiza su resistencia: “Yo aprendí a jugar machete. Fui bueno para jugar machete”. La violencia no es metáfora aquí; es herramienta de trabajo, método de supervivencia, lenguaje político. Treinta hombres llegaron a amenazarlo de muerte mientras cortaban sus plantas, tiraban cocos, “echaron machetes a toda mi milpa”. La brutalidad del capitalismo extractivo se manifiesta en su milpa macheteada, en esas amenazas nocturnas, en esos cortes de luz eléctrica.
La estrategia del despojo contemporáneo ha perfeccionado sus métodos. Ya no se trata de la violencia directa de las haciendas Porfirianas, sino de una arquitectura jurídico-política que criminaliza a los despojados mientras blanquea a los despojadores. Los verdaderos propietarios se convierten en “criminales” acusados de despojo agravado, mientras los saqueadores “se hacen pasar como víctimas”. Esta inversión perversa de la realidad constituye el núcleo ideológico del neoliberalismo tardío: hacer aparecer como natural y legal lo que es histórica y éticamente ilegítimo.
Geografías del Saqueo: El Patrón Nacional
El caso de Miguel Hernández es muestra de un patrón en si. En San Agustín y El Coyote, Santa María Huatulco, los defensores Ernesto Chávez Ramos, Oralia Ramírez, Hortensia Chávez y Noé López Rojas enfrentan las mismas amenazas. En El Coyul, veintiún comuneros resisten procesos judiciales fabricados. La repetición del mismo patrón es sistema. El saqueo opera con la precisión de una cadena de montaje, reproduciendo el mismo esquema en cada comunidad costera donde el capital transnacional identifica oportunidades de valorización.
La construcción del megaproyecto carretero Salina Cruz-Acapulco no responde a necesidades de conectividad popular sino a imperativos de circulación del capital. Cada kilómetro de asfalto es un kilómetro de territorio incorporado al mercado global de bienes raíces turísticos. La costa oaxaqueña se convierte así en un mero insumo para la industria del ocio exytanjero mientras sus habitantes originarios son reclasificados como obstáculos al desarrollo.
“Ningún político roba tierra para vivir en ella. Lo hacen para venderla al mejor postor”, Esta afirmación desvela la verdadera naturaleza del despojo contemporáneo: no se trata de feudalismo anacrónicos sino de capitalismo hipermoderno. Los políticos-empresarios no buscan territorio para habitarlo sino mercancía para especular. La tierra pierde su carácter de espacio vital y se transforma en activo financiero.
La Practica Comunitaria Como Respuesta
La resistencia de Miguel Hernández y las comunidades solidarias revela las fisuras del sistema. Cuando comunidades de la sierra sur bajan a limpiar y sembrar las tierras amenazadas, están practicando una forma de política que trasciende la democracia liberal. No votan: actúan. No delegan: se organizan. No piden: defienden. Esta practica comunitaria constituye la antítesis del individualismo propietario que fundamenta el régimen del despojo.
El testimonio de Miguel condensa ochenta y siete años de historia agraria mexicana: “Todo ese terreno lo sembraba él – el abuelo – . Ya de que vio él y que yo tenía trabajado, entonces ya me lo dijo a mí”. La transmisión intergeneracional del conocimiento y la posesión territorial opera mediante lógicas ajenas al derecho burgués. No solo hay escrituras notariales sino memoria colectiva, no solo hay contratos sino vínculos comunitarios.
La criminalización de los despojados revela la naturaleza clasista del sistema judicial mexicano. Mientras Miguel Hernández enfrenta amenazas de muerte por defender sus veintiséis hectáreas, los usurpadores que lo despojan “han comprado jueces y políticos, han comprado ministerios públicos, han comprado autoridades locales”. La justicia no es ciega: tiene preferencias de clase perfectamente definidas. La ley protege al capital y persigue al trabajo.
La lucha de Miguel Hernández es profundamente actual.
Defender Playa Salchi implica más que resistir: urge articular una defensa legal contra el despojo, internacionalizar el conflicto y denunciar la alianza entre Estado y capital. Apostar por una economía comunitaria frente al turismo extractivo y desmontar la narrativa oficial que maquilla el despojo con promesas de desarrollo.
La resistencia de Don Miguel Hernández anticipa formas distintas de organización territorial, donde la tierra no se compra ni se vende, sino que sostiene la vida comunitaria.
Los ochenta y siete años de Miguel contienen más porvenir que todos los proyectos especulativos de quienes intentaron arrebatarle sus parcelas.
Ese machete, alzado contra treinta agresores, no sólo defiende el suelo: hiere la lógica del despojo y la acumulación que ha devastado México por más de cinco siglos.

El Giro de la Rueda en Radio IPN 97.5 FM, Ciudad de México
Transmitido en el año de 2024
El giro de la rueda EP10: ¿Quiénes protegen el territorio y el ambiente? – El Giro de la Rueda
- El giro de la rueda EP10: ¿Quiénes protegen el territorio y el ambiente?
- El giro de la rueda EP09: Manos que alimentan y cuidan
- El giro de la rueda EP08: Herencia Cultural
- El giro de la rueda EP07: comunicación comunitaria: puentes sin intermitentes
- El Giro de la Rueda EP06: Acceso denegado: Justicia para los pueblos originarios.
- El giro de la rueda EP05: El Arte como herramienta de resistencia y autogestión
- El giro de la rueda EP04: Diversidad Lingüística
- El giro de la rueda EP03: "Cuidados y autocuidados: Sanando el presente con la sabiduría del pasado"
- El giro de la rueda EP02: "Educación en la linea de fuego: El desafío de las normales rurales"
- El Giro de la Rueda EP01: Raíces nómadas: la reinvención migrante.


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