Karen Castillo navega hacia Gaza mientras drones israelรญes rastrean cada movimiento de la Flotilla Global Sumud. Cuatro mujeres y dos hombres mexicanos arriesgan sus vidas para denunciar lo que el propio gobierno israelรญ denomina “la Nakba de Gaza”: un genocidio confesado que el mundo observa desde la complicidad institucional.

La Flotilla Sumud no transporta solo alimentos y medicinas: transporta la dignidad que gobiernos como el mexicano abandonaron. Mientras Claudia Sheinbaum ofrece declaraciones vacรญas sobre “buscar la paz”, ciudadanos mexicanos enfrentan la maquinaria militar mรกs brutal del planeta para romper un bloqueo que convierte Gaza en laboratorio de exterminio.


Solidaridad Sin Fronteras

FLOTILLA GLOBAL SUMUD – SOLIDARIDAD SIN FRONTERAS El Giro de la Rueda

Voz: Laura Quintero – Guion: Kino Balu


Por Kino Balu

El Mediterrรกneo devora las palabras mientras Karen Castillo ajusta el micrรณfono en la cubierta del barco. Varios dรญas navegando hacia Gaza y ya saben que los drones israelรญes sobrevuelan las embarcaciones. “No es normal que haya drones vigilรกndote”, dice Dolores Pรฉrez Lazcarro, su compaรฑera de delegaciรณn. Pero nada es normal cuando un gobierno declara abiertamente estar ejecutando “la Nakba de Gaza” mientras el mundo observa desde las tribunas de la complicidad.

La Flotilla Global Sumud no es una aventura humanitaria: es corte de guerra contra el silencio. Cuatro mujeres y dos hombres mexicanos navegando hacia el epicentro de un genocidio que el propio gobierno israelรญ ha confesado. Sumud, esa palabra รกrabe que significa resistencia inquebrantable, bautiza una iniciativa que congrega el fracaso previo de cuatro esfuerzos distintos: el convoy terrestre bloqueado en Libia, la marcha global reprimida en Egipto, las flotillas anteriores interceptadas en aguas internacionales, y el movimiento global disperso en acciones locales.

Contexto del bloqueo Gaza y la hambruna fabricada

Cifras del exterminio: 640,000 en inseguridad alimentaria

La revisiรณn del genocidio palestino opera con la insensatez de una mรกquina administrativa. El bloqueo de Gaza, impuesto desde 2007, ha convertido la Franja en un territorio de exterminio donde se experimenta la muerte lenta. Mรกs de 640,000 personas enfrentan inseguridad alimentaria catastrรณfica mientras los alimentos se acumulan a cientos de metros de distancia. La ONU declarรณ hambruna en agosto de 2025, calificรกndola de “crimen de guerra” por el uso deliberado de la inaniciรณn. El Banco Mundial calculรณ pรฉrdidas del PIB superiores al 50% ya en 2015. La economรญa formal se desplomรณ. La industria pesquera agoniza. Hasta los crayones estรกn prohibidos.

Karen Castillo: “Mรฉxico y Gaza comparten el mismo dolor”

Karen Castillo expresa que Mรฉxico y Gaza comparten un mismo dolor. “Mรฉxico y Gaza estรกn mรกs cerca de lo que pensamos porque compartimos los dolores de la violencia y los asesinatos de periodistas”, explica mientras el barco avanza hacia aguas cada vez mรกs peligrosas. Mรฉxico ostenta uno de los รญndices mรกs altos de periodistas asesinados del mundo. Gaza lleva aรฑos sin prensa viva. Esta conexiรณn es diagnรณstico.

La activista rastrea las conexiones materiales entre ambos territorios. Las empresas que financian el aparato militar israelรญ son las mismas que despojan tierras originarias en Mรฉxico, que destruyen ecosistemas con megaproyectos mineros, que mercantilizan el agua. “Al denunciar el sionismo en Palestina, estamos tambiรฉn denunciando el sionismo en nuestros territorios”, articula Castillo. El sionismo como mรฉtodo, no solo como ideologรญa: la colonizaciรณn sistemรกtica, el racismo institucional, la criminalizaciรณn de la resistencia.

El silencio de Claudia Sheinbaum ante ciudadanos en riesgo

Mientras la flotilla navega, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum ofrece una respuesta que cristaliza la insensibilidad institucional: “Mรฉxico busca la paz”. Ninguna menciรณn a los seis ciudadanos mexicanos que arriesgan sus vidas. Ningรบn pronunciamiento sobre el genocidio en curso. Solo el lugar comรบn diplomatico que permite seguir comerciando con el exterminio. Karen Castillo responsabiliza directamente a Sheinbaum por su seguridad: el Estado mexicano abandona a quienes actรบan donde รฉl deberรญa intervenir.

Solidaridad obrera vs pasividad gubernamental

La flotilla congrega mรกs de 44 paรญses en una coaliciรณn que incluye desde Greta Thunberg hasta trabajadores portuarios anรณnimos. Los estibadores italianos amenazan con paralizar Europa si la flotilla es atacada. Esta solidaridad obrera internacional contrasta con la pasividad gubernamental. Son los cuerpos en movimiento, no las instituciones, quienes enfrentan la maquinaria del genocidio.

El derecho internacional se convierte en campo de batalla jurรญdico. Los organizadores argumentan que el bloqueo israelรญ constituye castigo colectivo prohibido por los Convenios de Ginebra. Israel responde catalogando a los activistas como terroristas. El ministro de Seguridad Nacional israelรญ, Itamar Ben-Gvir, propone formalmente esta clasificaciรณn. La inversiรณn es completa: quienes llevan alimentos son terroristas, quienes impiden el acceso a comida son defensores de la seguridad.

La Asociaciรณn Internacional de Expertos en Genocidio confirma que la conducta israelรญ cumple la definiciรณn legal de genocidio segรบn la convenciรณn de la ONU. El Alto Comisionado de Derechos Humanos y la UNRWA (Organismo de Obras Pรบblicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente)ย acusan a Israel de provocar deliberadamente el colapso humanitario. El ministro de Agricultura israelรญ declara estar ejecutando “la Nakba de Gaza”. El de Defensa advierte que “las puertas del infierno se abrirรกn en Gaza”. Las confesiones son pรบblicas.

Estados Unidos bloquea sistemรกticamente las resoluciones de alto el fuego en el Consejo de Seguridad. La administraciรณn estadounidense protege el genocidio con su veto mientras suministra las armas que lo ejecutan. El diseรฑo internacional del poder funciona como blindaje para el exterminio.

Karen Castillo y Dolores Pรฉrez Lazcarro navegan hacia aguas donde las Fuerzas Armadas israelรญes han demostrado usar violencia letal contra civiles desarmados. La Flotilla de la Libertad de 2010 resultรณ en diez activistas muertos y decenas de heridos. Los precedentes son conocidos. El riesgo, calculado. La determinaciรณn, inquebrantable.

“Nosotras no somos las terroristas. Los terroristas estรกn allรก”, dice Dolores desde la cubierta mientras los drones sobrevuelan las embarcaciones. La flotilla transporta alimentos, medicinas y agua. Israel transporta bombas de 2,000 libras fabricadas en Estados Unidos. La diferencia deberรญa ser evidente, pero los medios internacionales han naturalizado la inversiรณn del lenguaje.

La operaciรณn mediรกtica que acompaรฑa al genocidio opera con sofisticaciรณn propagandรญstica que hace palidecer a Goebbels. El “cerco mediรกtico” que denuncia Karen involucra desde algoritmos de redes sociales hasta la lรญnea editorial de periรณdicos globales. La informaciรณn sobre Gaza se filtra, se distorsiona, se oculta. Las vรญctimas se vuelven cifras. Los verdugos se presentan como vรญctimas.

La flotilla enfrenta la maquinaria completa del poder: militar, econรณmica, mediรกtica, diplomรกtica. Pero tambiรฉn activa circuitos de solidaridad que trascienden fronteras. Los trabajadores portuarios italianos, las feministas suecas, los activistas mexicanos, las comunidades รกrabes, convergen en una coaliciรณn que el poder no logra fragmentar.

Lorena Delgado, parlamentaria sueca que acompaรฑa la misiรณn, diagnostica las complicidades europeas: “La riqueza de Europa, el bienestar de Europa estรก basado en la colonizaciรณn”. Suecia aumentรณ 50% su comercio con Israel durante el รบltimo aรฑo mientras pรบblicamente condena el genocidio. La esquizofrenia institucional opera en toda Europa: condenar con palabras, financiar con hechos.

La flotilla funciona como microscopio polรญtico que revela las conexiones globales del sistema. Las universidades europeas colaboran con las israelรญes en desarrollo tecnolรณgico militar. Los tratados de libre comercio drenan recursos del Sur Global hacia el Norte. Israel opera como laboratorio de tecnologรญas de control y muerte que despuรฉs se exportan mundialmente. Gaza es banco de pruebas para armas que luego se venden internacionalmente.

Karen Castillo navegando hacia Gaza desde Barcelona traza un mapa de resistencias conectadas. Los zapatistas mexicanos, los palestinos de Gaza, los trabajadores portuarios italianos, las feministas suecas, comparten mรฉtodo y objetivo. La lucha no es palestina: es global. No es humanitaria: es polรญtica. No es temporal: es estructural.

La travesรญa del Sumud revela el cuerpo completo del poder contemporรกneo y sus fisuras. Organizaciones internacionales paralizadas por vetos imperiales. Medios que naturalizan genocidios. Empresas que financian exterminios. Pero tambiรฉn: trabajadores que amenazan parar continentes, activistas que cruzan ocรฉanos, mujeres que navegan hacia la muerte para llevar vida.

El barco de mujeres que integra Karen Castillo busca visibilizar cรณmo el genocidio israelรญ apunta especรญficamente a las mujeres palestinas. El feminicidio como estrategia de exterminio. Las bombas sobre hospitales maternales no son daรฑos colaterales: son mรฉtodo.

Recursos adicionales y formas de apoyo

La flotilla no busca solo entregar ayuda humanitaria: busca romper la normalizaciรณn del genocidio. Crear un costo polรญtico para el exterminio. Activar redes de solidaridad que trascienden las fronteras dibujadas por el poder. Demostrar que la sociedad civil puede actuar donde los gobiernos fracasan.

Mientras el mar del Mediterrรกneo intenta atenuar las palabras de Karen Castillo, sus acciones hablan mรกs fuerte que los discursos de cien presidentes. La flotilla navega hacia Gaza cargada de alimentos, medicinas y dignidad. Israel la espera con drones, fragatas y prisiones. El enfrentamiento estรก servido: David contra Goliat, pero esta vez David viene en barco y Goliat tiene ejรฉrcito.

La respuesta del poder serรก brutal. Los antecedentes no dejan dudas. Pero la flotilla ya cumpliรณ parte de su objetivo: exponer la maquinaria completa del genocidio y sus complicidades. Esos drones que sobrevuelan las embarcaciones, esa amenaza israelรญ, el silencio silencio del gobierno mexicano, el veto estadounidense, los cรณmplices editoriales, se vuelve evidencia del sistema que sostiene el exterminio.

No se trata de salvar Gaza: se trata de salvarnos todos, todas. El mรฉtodo exterminio de en la Franja se exportarรก a otros territorios si no se detiene. Las tecnologรญas de control probadas contra palestinos se usarรกn contra otros pueblos. Los precedentes jurรญdicos que normalizan el genocidio se aplicarรกn en otros contextos. Gaza es laboratorio del futuro que nos espera si no actuamos.

La solidaridad no es altruismo: es supervivencia. Quienes navegan hacia Gaza no van a salvar palestinos: van a impedir que el mรฉtodo palestino se generalice. Van a crear precedentes de resistencia que otros puedan seguir. Van a demostrar que el genocidio no es inevitable cuando los pueblos se organizan.

La travesรญa

Karen Castillo y las cinco delegados y delegadas mexicanas que la acompaรฑan representan lo que el gobierno abandonรณ. Ese ser solidario, internacionalista, antiimperialista. Esas y esos que no negocia con genocidas, que no comercia con verdugos, que no diplomatiza con exterminadores.

Su travesรญa del Sumud escribe una carta de la solidaridad necesaria para detener no solo el genocidio palestino, sino la maquinaria completa de exterminio que amenaza a todos los pueblos. Navegan hacia Gaza, pero nos llevan a todos y a todas hacia la รบnica orilla posible: la de la dignidad humana inquebrantable.

El mar Mediterrรกneo que transporta a Karen ha visto durante siglos el trรกfico de esclavos, el comercio colonial, las migraciones forzadas. Ahora ve tambiรฉn la navegaciรณn hacia la justicia. Las olas que mecen esa pequeรฑa embarcaciรณn han mecido tambiรฉn los barcos esclavistas, los buques coloniales, las pateras de refugiados. Hoy mecen la flotilla que busca romper el รบltimo gran apartheid del planeta.

La historia se escribe en el mar. Y Karen, desde la cubierta de un barco cargado de esperanza y rodeado de drones, estรก escribiendo el capรญtulo que decidirรก si el genocidio palestino marca el final de la humanidad o el principio de su recuperaciรณn.


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